Serviam Deus
domingo, 31 de marzo de 2024
VÍA CRUCIS: EL CAMINO DE LA SANTA CRUZ
miércoles, 7 de febrero de 2024
¡AL FINAL SU CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ!: USQUEQUO DOMINA SPERABIMUS ADVENTUM REGNI MARIAE?
“Quien salva a un alma, salva la suya”- San Agustín
“Dios otorga con toda su plenitud las “gracias” al alma, pero para ello debe estar antes preparada para recibirla” - Marcos 1:2-3
“Tú, cuando reces, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí a solas contigo. Y tu Padre quien ve en lo secreto te premiará”- Mateo 6:6
“Serán como ángeles en el cielo [en la resurrección]”- Mateo 22:30
“Porque de la manera que juzguen, serán juzgados, y con la medida con que midan serán medidos”- Mateo 7:2
“Guárdame en tu corazón, como tu sello”- Cantar de los cantares 8:6
Para descargarlo en word o pdf, clic aquí.
El bosquejo de este documento que será nuestro primer escrito en este Blog (Serviam Deus: Serviré a Dios), se encauzará sobre el mensaje transmitido por la “Virgen María” en Medjugorje, esta vez, sobre la “preparación a la vida en consagración” de allí que haga referencia a los treinta y tres (33) días del “acto” (en referencia a los años de vida de Jesús), a través de una “revelación privada” mostrada a videntes.
Aquí ella nos transmite el modo de conectarnos místicamente, este texto, está inspirado no sólo en cuanto a la infusión que nos hace la “Reina de la Paz”, sino sobre todo con el “ropaje” de “Nuestra Señora de las Virtudes” (del cómo aumentarlos), esto nos permitirá iniciarnos y estar inmerso en el Corazón Inmaculado de de Cristo a través del seno de la madre querida en la búsqueda de su “triunfo final” en esta tierra.
Existen varias preparaciones para la “consagración” a la Virgen Maria, entre ellos cursos, de los que se destacan por ejemplo los que ofrecen Lazos de Amor Mariano, Caballeros de la Virgen, etc, indistintamente de otros “informales” que también se puedan hacer en otros sitios (presenciales o virtuales). Tal cual como fuera el caso, y de cierta forma como lo dicta nuestra Santa Madre, esta debe entenderse como un “acto” y no simplemente como si de “palabrería” se tratara (atinemos a la “simplicidad santa”, fuera de lo “mundano”). Ahora, el que quiera hacerla de manera “meditada”, puede descargarla aquí o en su forma alternativa aquí.
Sea cual fuera el “método”, existe en sí un solo “libro” dedicado “exclusivamente” a su “triunfo inmaculado”, es decir destinado como esa “mujer” (que nos relata en Génesis y en Apocalipsis) que aplastará la “cabeza de la serpiente” (Satanás), del cual ha tenido mayoritariamente “aprobación eclesiástica”, y que bien sus mensajes son recibidos de forma “sobrenatural” por parte del resto del “cuerpo místico” que lo compone, incluyendo algunos “videntes” y ahora nosotros, relatado en esa unión de Maria y Jesús como una sola unión (incluyendo a su castísimo esposo, San José), y que bien fue hecha por el Padre Eterno hacia su hijo, para la “redención” del mundo entero y de sus hijos.
Dentro de los “dogmas marianos” presentados por la “única Iglesia”, la “católica”, estamos de acuerdo con lo que se ha consignado con respecto a la “Gospa” y no solo por lo que dice la “escritura” sino sobre todo la “tradición” que es mayoritariamente “oral” y que se ha reflejado en el “evangelio”, esto es:
Primero: “Maternidad fue “divina” (Lucas 1:35, Gálatas, 4:4-5, Mateo 1:21 y Lucas 1:43), por tanto fue concebida por el “Espíritu Santo”, no fue tocado por ningún hombre, ni siquiera por San José, y tuvo un solo hijo (unigénito), por ello que se la conciba como la madre de Jesús, y de Cristo, es decir la “madre de Dios” (como verbo encarnado: Jesucristo)
Segundo: Se concibe al “christotokos” es decir, a Jesús, como se ha dicho, con doble naturaleza, una humana, y a Cristo, como divina -Emmanuel- “theotokos”, explícitamente, como parte de Dios (pantokrator), de lo que se conoce como “unión hipostática”, cuestión que quedó afirmada en los Concilios de Éfeso (431), Calcedonia (451) y Constantinopla (553), de allí que “Jesucristo”, sea tomado como una de las “personalidades” (personas) de la “Santísima Trinidad”, junto con el Padre Eterno y el Espíritu Santo .
Tercero: Existe una “virginidad pura”, y que es “permanente” (Juan 1:13, y 19:25), es decir, “aeiparthenos”, y que siempre es “virgen”, este dogma está fijado en el Sínodo de Letrán (649), podemos entenderlo, a que no fue tocada por “ningún” humano, y que aún se conserva hasta el final de los tiempos y del mundo, por ello que se aplica para ella el concepto de la “asunción”, llevada en cuerpo y alma al cielo (dormición).
Cuarto: Es “inmaculada”, desde su “concepción” hasta su “asunción”, esta inefable tesis está determinada en la “bula” del Papa IX en 1854, “Ineffabilis Deus”, (y no de forma directa, en Génesis 3:15, y Lucas 1:28), por tanto, nunca cometió un pecado, ni tampoco su hijo amado.
Quinto: Esta “llena de gracia” (la única con este maravilloso “atributo”), es decir “kecharitomene”, si bien muchos podemos tener alguna que otra gracia, e inclusive algunos santos en cierta medida o no (subdelegación), no en la forma completa que lo tuvo/tiene María, del cual se destaca entonces su “plenitud”, por ello que se le delegue varias de las “funciones atribuidas” por la “Santísima Trinidad”, entre ellas, como Reina del Cielo y de la Tierra, como del Universo.
Sexto: Fue “asunta al cielo”, (se causó una “dormición”, así le llaman los “ortodoxos”, y no de forma directa está en 1 Tesalonicenses 4:16-17, 2 de Reyes 2:11 y Génesis 5:24) y podemos encontrar algo en carta apostólica de Pio XII “Munificentissimus Deus”, aquí dice que fue llevada en vida -cuerpo y alma, que para nuestro criterio no fue “muerta”, sino que vive aún con nosotros, tal cual como le sucedió a Elías y a otros profetas, pero con un efecto distinto, porque está en “plenitud de gracias”, y siendo la Señora de todos nosotros, aunque no lo reconozcan los “protestantes”.
Conforme a lo anterior, y teniendo esto claro, lo que siempre ha querido “nuestra madre Maria”, según lo “analizado” en sus “declaraciones”, es querer difundir su “devoción” y “consagración” entre sus “hijos”, y ese es el “llamado” que hace desde un principio, indistintamente de los “problemas actuales” como la que se da a partir del “comunismo” que en “tiempos modernos” podemos entenderlo como el “multiculturalismo”,“posmodernismo”, o “marxismo cultural” (el Papa Pio X le llama, “la síntesis de todas las herejías”) que se está extendiendo por el mundo y que está socavando la base de la “sociedad cristiana”. En contraste de lo que hizo la “Unión Soviética” en sus tiempos, de lo que ahora está afectando a la “familia”, por ello, que haya creído pertinente considerar “unirnos” todos nosotros en una “consagración total” destinando nuestros “corazones” hacia ella, para que de este modo “unamos fuerzas” contra el “maligno” rezando el “Santo Rosario” de “forma diaria” y “meditativa”, esto, dentro de la “batalla espiritual” que se está dando en el “mundo entero”, de allí que nos llame entonces a que seamos “partícipes” de esta “lucha”.
Todos sabemos de la importancia de la “consagración” que se dio a partir del estudio minucioso que hizo el Santo francés San Luis María de Montfort en “ofrecimiento” de nuestros “bienes temporales y espirituales” a la madre celestial, recordemos la frase (extraída del primero) de Juan Pablo II, cuando hizo su consagración al mundo el 25 de marzo de 1984: “totus tuus”, y que definió en su encíclica “Rosarium Virginis Mariae”, del cual desde su aparición en Fátima en mayo de 1917 está diciendo que al “Final su Corazón Inmaculado Triunfará”, y esto es lo que realmente pasará. Anteriormente, el Papa Pio XII la había hecho el 31 de octubre de 1942 pero sin mencionar Rusia (que es lo que quiere la Gospa” que se dé), siendo este hecho importante, por ello que se requiera de la “consagración individual” (en parte) para así “aunar fuerzas” para la aceleración de su victoria (de forma “global”), de allí que los “soldados” de la “Legio Mariae” se “pongan las pilas” en su “apostolado” en “convertir almas” para así sumar más personas en esta “victoria definitiva”.
La “Gospa” se enfoca muchas veces en sus “declaraciones” en que la “Consagración” es un “acto”, no una “palabrería” (repetidera), y expresa que “el corazón” es la “ventana del alma”, es como si se tratara de un “prisma” diseñado por Dios, pero en él puede haber “impurezas” que toca sacar, ya que no hace parte de su “arquitectura”, esto, con tal de ir “clarificando” sus “daños”, por tanto, toca “rezar” u “orar”, solo de esta forma se “disuelve” estos “vicios” y “pecados” (anti virtuosos), como “wi-fi” conectemos al “corazón” de Maria (como si fuera una “red espiritual”), ya que esto nos llevará “irremediablemente” a la “Santísima Trinidad”, y al “abrirlo” nosotros “recibiremos su “luz increada o divina” (recuerden el hecho del Monte Tabor).
El más “grande regalo” que nos puede hacer ella es “entregarnos” su “corazón”, ya que esto nos “permitirá” conectarnos al “nuestro”, y es ese “intercambio” que se hace “formalmente” en el “acto de consagración” el que resuelve el final a su “corazón inmaculado”, ya que el Demonio (con impotencia) no puede entrar allí por ser “puro”, ni siquiera ningún “mal”, y ese es precisamente el “triunfo” que nos promete una vez recibamos su “llamado”, de allí que todas las “almas” se están “entrenando” como “soldados para su reinado” en contra de la “lucha” de la “serpiente” (Apocalipsis 12), pero para ello es necesario “sanar nuestras heridas”, “confesar nuestros pecados frecuentemente”, y en suma, hacer uso de todos los “sacramentos”, y así será como los “corazones” actúan como “prismas” o “ventanas almáticas” permitiendo “purificarnos” en el “crecimiento de las virtudes”.
La “Consagración al Corazón Inmaculado” es un “acto” (y lo repite varias veces), y el fin es llevarnos a la “vida eterna”, en esa “vía” al camino de la “Santísima Trinidad”, pero existen conflictos, entre ellos, el engaño de la carne, Satanás y el mundo, por ello que sea necesario que acontezca la “gran tribulación” (el Gran Aviso) para poner fin a este desdicha, la única forma de salvación es “unir” entonces nuestros corazones al de Jesus y Maria (fin de los tiempos), para que nos guíe, cuando se presente esta “gran oscuridad” -sello de protección- (que según dicen los videntes será de tres (3) días).
Es “consciente” la “Gospa” que para nosotros resulte difícil salirnos de las “garras” del maligno (de acuerdo a sus acciones ordinarias y extraordinarias, sobre todo las primeras), por eso que debemos “consagrarnos” ya que así seremos claros en el real mensaje del evangelio y de la presencia de Cristo en la Eucaristía, en la glorificación de Dios uno y trino (Santísima Trinidad), evitando que nos toque sus “dardos” y “asechanzas”, por tanto, siempre estaremos protegidos en los “pliegues” de su “manto sagrado”, pegados en la “perfección” de nuestra “alma” en “práctica de todas las virtudes” tomado en desarrollo de su “ejecución”, en el “progreso espiritual” inminente, aspirando así al “más alto grado de santidad”.
Una vez contestada la “llamada” (que es interna) de la “Gospa” recibiremos inmediatamente las “gracias” necesarias (según su “administración), del cual fue “delegada” por el “Espíritu Santo” que es su “esposo espiritual”, y quien “administra” sus carismas a su manera, dejemos que el “consolador” también se una dentro de nosotros, por medio de la “poderosa intercesión de su Inmaculado Corazón”, a través del “acto divino” de la “consagración”. Para ello que la madre nos insista que su “victoria”, será la más grande de todas las libradas, y se dice que se dará en Rusia (y no por capricho) cuando se “convierta”, además expresa que debemos “extender” esta conversión en este lugar a otros sitios (orar y ayunar para ello), pero para esto necesitamos la “confesión frecuente” -por lo menos 1 vez al mes- (ya que si no se hace se bloquea la “gracia”), manteniéndonos abierto a su “recibimiento”.
El llamado de “Maria” no es de ella misma como fin mismo, sino como un “medio” para un “fin” que no es otro que “honrar” y “glorificar” a la “Santísima Trinidad”, de allí que nos invite a prepararnos dentro de la “batalla espiritual” y de las “guerras” que se están “librando”, de más, ya finales. Es entonces el “acto de consagración” un seguro perfecto para la “conversión” y para la “salvación”, ya que es unirse en “alma” y “corazón” al “amado”, y pues una de las formas más rápidas de protegernos y estar de su lado es el “acto divino” susodicho. La “Gospa” invita que la “veneremos” -recordemos- no que la “adoremos” (ya que este acto solo se hace para Dios, como lo es Cristo, en una de sus “personalidades”), sobre todo quiere que lo “ejecutemos” los primeros sábados de cada mes, tomado como su “día especial” y también de parte, para mostrarnos, prepararnos y enseñarnos un poco sobre su “plan divino” del cual cada “alma” recibirá esa “gracia santificante” (que en verdad son sus “dones” diversos) del cual estemos en “capacidad” de acoger.
Hermanos/as debemos mantenernos unidos en estos “tiempos difíciles”, con el fin de que el “maligno” no nos haga “daño”, al estar “atado” a una “consagración global”, que llama “unificada”, pide entonces “humillar nuestra alma” (que es la base y el guardián de todas las virtudes) para conseguirlo con él, el FIAT (es decir, “si a Dios por Maria”) aceptemos su “Corazón Inmaculado” junto con el de Jesucristo (un plus, sería tomar también el de su castísimo esposo: San José), pero debemos abrir antes un camino para ese “propósito” para que ella luego se lo presente al Padre (como “advocata” nostra), por eso que rechacemos nuestra propia voluntad, las vanidades, lo “mundano”, la “carne”: “renunciando a nosotros mismos” y los caminos que nos ofrece Satanás.
Debemos construir un “jardín de pureza” como no los manda ella, de allí que requiera urgentemente “habitarnos” en “nuestros corazones” y son las “gracias recibidas” que ella nos dará, esto, abriéndonos a su petición como prisma. La “madre” nos dice que en medio del “acto de “consagración”, nos estaremos preparando para recibir esas “gracias excepcionales” que bien se “derramara” sobre nosotros, por ello que sea importante practicar la virtud (esfuerzo), evitando el pecado, y uniéndonos con Dios, siempre en ayuda de los demás, antes que nosotros mismos, por amor a Dios (caridad), en este sentido debemos hacer también reparación de la maldad acaecida en el mundo, revistámonos entonces de la “armadura espiritual” (Efesios 6) entre ellas de la humildad y la gran espada de la “fe” y la “palabra de Dios”, que bien nos insta a que le “entreguemos todo”, mente, cuerpo y alma, para que ella nos los moldee junto con el de Jesús (para ser el mismo “espíritu”).
La “madre” quiere que consolidemos un “refugio seguro” en ella y no es otro que su “Corazón Inmaculado” que junto con el de Jesús vamos a estar en un “bunker espiritual”, la “Gospa” está ansiosa en llevarnos hacia la “santificación”, y esto solo se hace por medio del trabajo que destina el “Espíritu Santo” en nosotros, por eso, insiste, que abramos “nuestro corazón” hacia lo más preciado, visto como ese prisma que se sitúa entre la humildad, la caridad, la fe y la obediencia, y esto no se hace sino que con la “consagración” hacia su “Inmaculado Corazón”, solo es con la oración (y la penitencia) los momentos que podemos saber de cuál es su voluntad, en esa unión del alma con el Señor, (a solicitud de parte, extendiendo nuestro dedo, o falange, solo así es que se escribe lo “espiritual”, hasta su “perseverancia final”).
Nuestra madre, pide que “recemos” el “rosario todos los días” (al menos una vez al día) y practiquemos la devoción de los primeros sábados (consagración especial) de cada mes y recurriendo a ella, exponiendo todos nuestros problemas (como lo es “concesión” de sus “virtudes”), pero para ello debemos tener odio por el pecado, rechazándolo y entregar todo, cuerpo, mente y alma uniéndose a su corazón (buscando la unidad a través del espíritu santo, despreciando el mundo ya que se nos quita toda necesidad del mundo material) junto con el de Jesús, lo mismo debemos hacer para que otros lo hagan, como esclavos o soldados de su legión.
Su triunfo de nuestra madre será verídico, su promesa no solo está en el mensaje del “génesis” sino hasta el último libro que es el “apocalipsis”, y su batalla final estará el nivel que le den sus propios hijos, por eso es que nuestra devoción deba ser grande, para poner en alto su nombre, con oración, rezos, como la del rosario, penitencias, ayunos, ofrendas, misas, etc, solo nos dice que estemos atentos, que entrara como el viento, por tanto, nosotros solo debemos “orad y velad” y hacer como se explica en la “parábola” de las “lámparas llenas de aceite” y estar en “estado de gracia” que no sabemos el día o la hora, para su triunfo final: Usquequo Domina sperabimus adventum Regni Mariae?
Lo que quiere la “Gospa” finalmente es hacer de todos nuestros corazones uno solo bajo el “mismo espíritu” (lema) pero del “triunfo” no de la “derrota”, por ello, el llamado de la “consagración global”, debemos enfocar, cuerpo, mente y alma en su “imitación” como la de Cristo (véase el texto de Tomas de Kempis), llenos de pureza y amor, esto es lo que nos lleva a la “santidad” en rechazo de toda idea de pecado. Por tanto, nos solicita permanecer fieles hasta su llegada o nuestra muerte, y no desfallecer, si seguimos así no podemos ser destruidos por los “actos del orgullo”, por eso que uno deba arrodillarse ante ella para entregar nuestros corazones, para así ganar una lluvia de gracias, su triunfo será la unión de todos los corazones bajo una misma “bandera”, por medio de la “consagración global” diariamente (decir que sí, todos los días) que no tiene nada que ver con títulos que tengamos, ni países, ni naciones, glorias, honores que recibamos, el cana es uno solo para nuestra alma, para que quede lavada de toda impureza de nuestro ser, atrayendo así a otros para su “santificación” en “progresión de virtudes”.
A pesar de que “nuestra madre” nos recomienda consagrarnos globalmente y diariamente, solicita especialmente que sea si se quiere el día de la fiesta de la anunciación o cualquier otro que nos apetezca con tal de glorificar a Cristo, en todo caso ella nos quiere tomar como refugio, para luego entregarnos según nuestras capacidades, la administración de las “gracias del cielo”, según como quiera/donde/cuando quiera actuando como mediadora de nuestras vidas (advocata nostra). Al consagrarnos entramos no solo al corazón inmaculado de Jesús, por medio de Maria sino también en el “cumplimiento de su triunfo” en contra de Satanás, el mundo y la carne, somos llamados a ser “faros de la verdad” en esta batalla crucial, a pesar de las tramas y persecuciones del enemigo, que también está en contra de nosotros.
Siempre es conveniente entonces, por último, “Consagrarse al Inmaculado Corazón de Maria”, que es el camino a la Santidad, el más rápido, llenas de renovación, transformación, tocando por último iluminar aquellos que también quieran unirse y así será protegida para que no sea arrebata para el maligno, actuemos, como apóstoles de los últimos tiempos, por el triunfo, en soldados, en alas de pureza, para la salvación, con el espíritu santo con nosotros, en la luz de la verdad, por ello que pedimos a María que nos una a esos corazones que han sido escogido para estar comprometidas en la misma causa. Por eso debemos “evangelizar” sobre este mismo punto, cargando “nuestra propia cruz”, llevando nuestro rosario y rezando diario, para ser protegidos por su manto divino, en el “reino místico”, a pesar de los enemigos que ganaremos.
Señores/as, si o si, debemos renovar diariamente la consagración (ya que se mira como si fuera una “renovación del bautismo”, al ser “transformados interiormente” ya que el alma se moldea para ser un refugio/recinto de gracias), desarraigando nuestra voluntad, en ofrecimiento a la del Señor, destinada a los designios de Dios, sin contradecir la Voluntad de Dios, quitando todo halo de orgullo, vanagloria y soberbia. Busquemos el “cambio del corazón”, la “transformación total” en la gracia “extraordinaria” y ya no solamente “ordinaria” del alma, que es “divina”, no hay términos grises, o es de Dios, o es del Maligno (Satanás), por ello que necesitamos más que todo de la oración, y la meditación, para que estemos comprometidos por la causa de su triunfo inmaculado, esto es de esfuerzo constante, diario, hasta el final (perseverancia), en “progresión espiritual”, hasta lo último de nuestras vidas continuará guiándonos a sus “imitaciones” aceptando nuestras cruces con “paciencia” y “mansedumbre”, mandándonos sus ángeles, y dándonos fortaleza antes adversidades, para así sobrellevar estas “pruebas”, guardando nuestro espíritu en la “protección” de su manto de sagrado.
En resumen, el verdadero “acto de consagración”, es cuando sepamos que nuestros corazones están irradiados de amor (caridad) a través de los corazones inmaculados de Jesucristo a través de Maria, es algo que no se dice, sino que se siente y se hace.
PETICIÓN ESPECIAL
Pidamos a nuestra “madre” que por medio de su “Inmaculado Corazón” nos ayude a “purificar nuestra alma” con tal de que nuestra “rejilla” permanezca despejada del mal y el “maligno”, que limpie y borre a través de Dios, todo tipo de “concupiscencia” e “impurezas” para que podemos ser luego testigos de la conversión, y cumplir como apóstoles en las misiones de las demás personas, así mismo, que nos ayude a “orar” y hacer “penitencia” para así buscar el “estado de perfección” en el encuentro con Dios, abriendo nuestra alma para recibir plenamente la gracia de Dios, quitándonos todo tipo de “apego mundano” y que nos prepare para estar firme en la “gran batalla final” defendiendo hasta las últimas consecuencias el triunfo del “Corazón Inmaculado de Jesús y Maria”, deseo que debe ser encendido por su “santo amor”, para de esta manera podamos encontrar la “santificación” a través de la “humillación interior” que es cultivado en el alma por medio del Espíritu Santo, “adornado con virtudes” guiando el barco hacia el “puerto seguro” en ofrecimiento a la Santísima Trinidad.
Serviam Deus
(serviré a Dios)